Máquinas de matar creativos/as

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Entro sobre las nueve y media y no salgo antes de las 11 de la noche” (Cualquier creativo de multinacional en Barcelona o Madrid).

Cada día hay más casos de estrés, infartos, ansiedad, derrames o insuficiencia respiratoria entre los/as creativos/as publicitarios” (Doctor Lehman, Clínica Mayo, 2013).

Esta historia hace demasiados año que dura. Considerar ‘normal’ una jornada laboral que anula tu vida personal y te somete a una presión desmesurada día tras día acaba por pasar factura. No hay pausa, no hay paréntesis, comemos acelerados con el móvil ‘a dos manos’ y a veces vamos a presentar encuadernando los informes en el taxi. No tiene sentido. Te sientes precario en dinero, precario en salud y precario en la conexión cultural.

No puede ser que este sea el único sistema de organizar el trabajo en una agencia. No podemos quemar nuestra trayectoria en diez años hiperintensos y después quedarnos como un atleta que acaba de correr mil maratones seguidas. Pero nuestro negocio se resiste a cambiar. Somos los que nos llenamos la boca con las tendencias y luego aplicamos la metodología y la planificación arcaica.

Algunas multinacionales como Hays ya han tomado nota. El sistema informático deja de funcionar a las 18:30 horas. En Gas Natural, a las 22 horas se apaga la luz y se cierran las puertas. En muchas empresas está prohibido entrar en la oficina los sábados. En mis proyectos, los viernes por la tarde no se puede trabajar.

Someter a un equipo creativo a una presión constante y permanente, reducir los procesos a un tiempo récord, salir tarde cada día, practicar la política del grito y la amenaza y encima pedir más de cinco versiones de cada campaña es absurdo, ineficaz, irracional, inútil y patético.

Una mente cansada y con el disco duro siempre lleno, un cuerpo castigado por la taquicardia, el estrés, las contracturas o por los nervios en el estómago jamás rendirá a un alto nivel.

Con la mentalidad obcecada por facturar, facturar, facturar no se construyen equipos: se sobrevive.

Sin diálogo, co-inspiración, sensación de proyecto común o momentos de relajación no se avanza, damos dos pasos hacia atrás.

Esta reflexión no es nueva. He oído muchas veces que nos tenemos que reinventar. Pero nadie hace nada. Seguimos anclados en Mad Men cuando en realidad somos Precarios Men.

Nuestro negocio está estancado y no dejamos que crezca por abajo ni que dure mucho por arriba.

Igual que es inhumano que un ciclista suba 6 puertos de montaña en un día y al siguiente 3 más, y del mismo modo que las drogas no son la solución, tal vez deberíamos volver a empezar y replantear algunas cosas.

Por ejemplo, que las reuniones de tres horas o más son inoperantes, igual que las comidas o las cenas interminables. Que dos propuestas de campaña son suficientes, no 6 ni 16 como me contó una vez Richi Figueras.

Hablamos mucho de la creatividad, de que si debe ser minimmal, indirect, branded o experience , cuando nuestros profesionales están al límite de sus fuerzas. Y cobran poco.

Somos unos cínicos de mucho cuidado. Encima nos creemos guay, cool, fashion, truster o lo que sea.

O dejamos de hacer ver que no pasa nada o al final pasará algo…

Mucha conferencia sobre el sexo de las setas triangulares de Borneo y poca autocrítica y acción.

Plantear un horario de 8,15 horas a 18 horas, con 15 minutos para desayunar y 60 para comer no es ninguna utopía. Pero preferimos seguir anclados en nuestra monótona vida entre las cuatro paredes de la agencia.

Es todo lo contrario a la esencia creativa. La que pide cine, música, libros, cómics, fotos, exposiciones y diseños. Y tiempo para compartir y conversar. Y dormir más.

Y ahora dime que exagero, que no hay para tanto, que siempre ha sido así, que bajo presión se rinde mejor, que nos quejamos por vicio

Richard M Wakefield es Director Creativo de WR Storytelling. Profesor universitario en Blanquerna Comunicación. Director y fundador de publicitarios implicados.

Este post fue publicado originalmente en el Estereotipo.

Nota del autor: Gracias a Manel Masià por la conversación que inspiró el post.

 

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