Nace una silla de ruedas para volver a bailar

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Merry L. Morris tenía doce años cuando la vida de su padre se vio amenazada tras sufrir éste un grave accidente de coche. Hasta la fecha, el que había sido su mejor compañero de baile no se había perdido ni uno de sus ensayos. Después de la tragedia, todo cambió. Su padre no podía acompañar a la pequeña en la pista, y la vida de toda la familia se transformó radicalmente, pues todos tenían que ayudar al padre y su nueva vida encima de una silla de ruedas. En este caldo de cultivo, la creatividad resurgió como fuente de innovación.

Los años pasaron y Morris se convirtió en bailarina y profesora de la Universidad de Florida. Pero su sueño seguía estando presente. El sueño de volver a bailar junto a su progenitor. Pero… ¿cómo? Las sucesivas sillas de ruedas que le habían ido comprando a su padre eran pesadas y poco prácticas. Fue entonces cuando el espíritu emprendedor y la imaginación creativa de Morris la llevaron a idear una silla que lograra congeniar el binomio Arte – Discapacidad. La creatividad y la innovación también se dieron la mano.

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Gracias a los recursos procedentes del ámbito universitario, así como al apoyo de empresas especializadas,  Morris llevó a cabo una investigación en torno a la dinámica y la interactuación entre cuerpos y máquinas. ¿El resultado? La creación de la primera silla de ruedas para bailar. Su sistema onmidireccional, la capacidad para ser controlada por medio de un smartphone y su peculiar funcionamiento (es el propio usuario quien propulsa la silla con sus movimientos) son las principales ventajas frente a las sillas de ruedas tradicionales.

Arte y discapacidad

Morris no sólo ha conseguido volver a bailar junto a su padre, sino que su prototipo ha abierto un nuevo camino en la relación Arte – Discapacidad. Tal y como afirma en su página web, esta relación persigue que ambos conceptos trabajen codo con codo para inspirar, motivar, rehabilitar y sanar. Según Morris, el arte juega un papel fundamental a la hora de conectar con la mente, el cuerpo o el alma. La silla de ruedas, con la libertad de movimientos que permite, facilita la labor de rehabilitación y sirve como ejemplo de cómo la creatividad puede usarse en beneficio del cuerpo.

Según Morris, “todos han respondido con entusiasmo con las opciones que permite en términos de movimiento espacial en todas las direcciones, cambio de altura y por su sistema de control móvil . Se abre un repertorio totalmente diferente para la danza”.

Fuente: Yorokobu

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